En Talleres, pareciera ser que la historia se repite cada año. Luego de completar primeros semestres prometedores, se abren los mercados de pases y todo lo construido, se derrumba.
Por Esteban Migliazzo.
Pareciera ser un circulo vicioso. Talleres arma un equipo competitivo y con aspiraciones, la gente se ilusiona, y a mitad de año, todo lo que se armó, de repente se esfuma.
Da la sensación que el Presidente Andrés Fassi, quien pregona a los cuatro vientos que una de las llaves principales del exito, son los proyectos a largo plazo, no pone en práctica sus dichos a la hora de armar los planteles y dar pelea en los campeonatos con aspiraciones serias.
Sucede que Fassi, a diferencia de otros presidentes, que son banqueros, comerciantes o profesionales y tienen sus actividades e intereses económicos fuera del deporte, vive del fútbol y su principal fuente de ingresos pasa por esta actividad.
¿Quién arriesgaría su propio capital por un club?
Seguramente, muchos estarían dispuestos a entregarlo todo por Talleres, pero este, no sería el caso. Al club han ingresado millones de dólares en estos años gracias a la administración actual, pero prácticamente nunca se han visto reflejados en el armado de un equipo por más de 6 meses.
La realidad, es que fruto de la ilusión que el mismo Fassi transmitió, ahora la gente, con todo derecho, exige algo más que ser un entusiasta participante de los torneos. El socio pone hasta la que no tiene para pagar la cuota, la platea y los viajes.
Está visto que con un celular a miles de kms de distancia y observando el bolsillo propio, por ahora no alcanza. Talleres necesita un campeonato. Talleres necesita un presidente que se ocupe de los intereses del club los 365 del año.